Joseph Stark tenía 53 años cuando el pasado febrero estrelló su avioneta contra una oficina de Hacienda en Texas. Horas antes había puesto en la web (www.EmbeddedArt.com) su testamento. Quería dejar claras las razones que le habían llevado a convertirse en un kamikaze de la clase media y atacar un edificio del gobierno: "desesperados tiempos llevan a desesperadas medidas" escribió.
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