El trabajo estudia la introducción de las nuevas terapias físicas en los años anteriores a la Segunda República Española. Concluye que los tratamientos físicos vigentes en la literatura internacional se introdujeron tempranamente en España y fueron puestos en práctica por parte de los psiquiatras más destacados, aunque en un escaso número de casos. Dada la crítica generalizada a la eficacia de la psiquiatría como especialidad, hubo un sesgo general a valorar positivamente la eficacia de estas terapias por parte de la nueva generación de psiquiatras españoles, que no se dio en otros países de nuestro entorno. Se opusieron a esta tendencia los psiquiatras que competían profesionalmente con aquellos, sin que la opinión de ningún grupo tuviese un apoyo empírico suficiente.
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