A menudo nos hemos preguntado qué es lo que ocurre desde que un ganadero vende sus cerdos hasta que los consumidores vamos a la carnicería o centros comerciales a comprar unos filetes de lomo o cabezada de cerdo. Es evidente que el precio percibido por nuestros ganaderos no es el mismo que el que nosotros abonamos por esa carne. Puesto que repercute en nuestros bolsillos, a todos nos interesa saber cómo se va formando este precio y qué pasos intermedios existen, para que nosotros podamos comprar la carne.
Tenemos la idea de que entre el sector primario y el consumidor existen unos cuantos eslabones que encarecen de manera importante el coste de los productos.
Para poner en claro cómo se forma el precio de nuestro lomo, desde el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino -MARM- se encargó al Observatorio de Precios de los Alimentos, en el año 2008, un estudio sobre la cadena de valor añadido que hay en la carne de porcino. Con él se pretendía responder a esa cuestión: cuál es el beneficio de cada paso intermedio y si estos son realmente imprescindibles.
Los resultados se han hecho públicos a finales de 2009. Dicho estudio nos ha parecido de interés y por ello, en este artículo, recogemos un resumen sobre los principales conceptos y conclusiones.
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