Desde la pasión de los primeros adeptos hace dos años, el mini-mensaje se ha instalado como práctica de comunicación de un modo absoluto y redefine la interacción interpersonal ligada al móvil en el sentido de una expresión de emociones a la vez más excesiva pero menos ostentosa. En efecto, el mini-mensaje que da la posibilidad de intercambiar textos escritos limitados a 160 caracteres por los teléfonos móviles, toma prestado su valor del uso a la vez de modos de comunicación transportados por la voz y la escritura, tradicionales e innovadores (teléfono móvil, correo electrónico, carta manuscrita) sin reducirse a ninguno de ellos. Al crear las condiciones de una comunicación tan rápida e instantánea como la transmisión por correo electrónico, tan inmediata y fácil de recepción y del envío que el teléfono móvil con la eficacia, la concisión y la discreción de la escritura en comparación con las largas conversaciones telefónicas, el mini-mensaje ha encontrado un lugar original en toda suerte de sitios y de circunstancias de interacciones cotidianas.
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