En 1967, este autor dirigió su primera escuela de verano en una caravana de Grattan Puxon, después de escucharle hablar sobre la grave situación de los travellers de Londres ante unos estudiantes. Allí fue donde oyó hablar por primera vez el romanò inglés y supo que los gitanos ingleses eran un pueblo con una lengua propia.
Esta ponencia trata de cómo hubo un intento de iniciar una literatura en esa lengua, que fracasó en gran parte. Al mismo tiempo, Acton sugiere que los romà no deberían hacer caso omiso de los grupos más pequeños de gitanos y travellers y de sus dialectos, y defiende que no hay motivo para temer a los que hablan dialectos mixtos que proceden tanto del romanò como de idiomas gadyè y que han sido una fuente de fuerza comunitaria en Inglaterra, en la península ibérica y en Escandinavia durante cientos de años.
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