En sus escritos prácticos Kant sostiene que el imperativo categórico sólo puede tener �realidad objetiva� si se halla sustentado en la propiedad de la autonomía de la voluntad, propiedad que no puede prescindir del concepto de libertad trascendental. Kant insiste que en caso de que los agentes no fuesen libres en el sentido fuerte de autonomía que defi ende, la institución de la moralidad no sería sino una mera �quimera� (Hirnspint). En este artículo persigo un doble objetivo. El primero es mostrar que existe una tensión difícil de resolver entre el argumento teórico que ofrece Kant en la primera Crítica con el fi n de autentifi car la �validez objetiva� de la libertad que sustenta el concepto de autonomía, por un lado, y el argumento práctico que brinda en la Fundamentación Metafísica de las Costumbres y en la segunda Crítica para autentificar la �realidad objetiva� del deber moral, por otro. La idea que defi endo aquí es que el éxito con el que Kant prueba la posibilidad teórica de la libertad en la Tercera Antinomia de la primera Crítica resulta un impedimento para mostrar de manera práctica la normatividad de la institución de la moralidad. Y en segundo lugar, tomando como punto de partida que la tensión señalada no nos permite asegurar que la institución de la moralidad no es una mera �fantasmagoría de la mente�, en la última parte del artículo considero la necesidad de suponer tanto una libertad no causal como una forma racional de entender los deseos y las inclinaciones para defender la realidad objetiva de la peculiar institución de la moralidad.
Kant defends the claim that the categorical imperative has �objective reality� because it is grounded on the autonomy of the will. In turn, Kant argues in the second Critique that the property of the autonomy of the will cannot be conceived without being related with transcendental freedom. Thus, by arguing that moral normativity is not a �phantom of the brain� because the autonomy of the will is the source of moral obligation, Kant is claiming that the objective reality of the categorical imperative essentially depends on the possibility of transcendental freedom. My aim in this paper is twofold. First, I want to show that the concept of transcendental freedom cannot ground the institution of morality without contradict its objective validity in theoretical sense. Kant affi rms that the resolution of the Third Antinomy in the Dialectic of the fi rst Critique consists in considering transcendental freedom as a type of causality which does not interfere in the mechanism of causality of nature. However, because Kant argues, on one hand, that our sensible desires and inclinations respond to the causal mechanism of nature and, on the other hand, moral normativity is explained by the obligation to do certain things which are contrary to sensible inclinations and desires, it turns out that, for doing whatsoever actions the categorical imperative demands, our freedom has to have the power to interfere in the mechanism of nature. In the second part of the paper I argue that if we keep holding the basic intuition that morality requires freedom of the will, then, the �objective reality� of the institution of morality cannot be defend unless we accept both a non causal account of freedom and a rational account of desires and inclinations.
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