En la segunda mitad del pasado siglo XX, los esfuerzos para mejorar la eficiencia y aumentar la competitividad en las empresas se centraron en las líneas productivas; persiguiendo fabricar y suministrar productos de alta calidad y a un mínimo coste. Este nicho de mejora está muy agotado, y una gran parte de las empresas con alta capacidad están "descubriendo" que existen enormes posibilidades de mejora y de ahorro en mantenimiento, que hasta ahora pasaba por desgracia muy desapercibido en la mayoría de organizaciones. La mejora de la eficiencia en mantenimiento debe y puede alcanzarse manteniendo siempre el equilibrio entre la fiabilidad, la disponibilidad y el coste. Es posible reducir significativamente los costes de mantenimiento si gestionamos bien los indicadores relevantes, salvaguardando siempre la seguridad y el respeto al medio ambiente.
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