La formación en el primer tercio del siglo XIX de un mercado del arte europeo basado en obras de los maestros españoles, no fue favorecida sólo por el aprecio y la consiguiente demanda de éstas, sino más bien por la puesta a disposición del mercado de un ingente número de obras procedentes de las desamortizaciones de los bienes eclesiásticos así como por los expolios sufridos durante la invasión francesa, procesos que provocaron un evidente empobrecimiento del Patrimonio Histórico Español. En este artículo se analizan algunas de estas cuestiones, ejemplificándose a través de una iconografía muy apreciada por Bartolomé Esteban Murillo, Santa Catalina de Alejandría.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados