Nuestra sociedad parece estar bloqueada en una posición donde las elecciones de los usuarios determinan cómo vamos a vivir en el futuro. La práctica y la educación de los ingenieros de esta sociedad se encuentran determinadas por los efectos a corto plazo en lugar de la responsabilidad social a largo plazo. La cultura pasa a ser poco más que un mercado, las políticas, su fachada y la ciudad, su escenario. En vez de revivir la vieja escuela de la alta ingeniería o reclamar la necesidad de una nueva inteligencia del ingenio, solicitamos nuevas formas de ingeniería social. ¿Hacia dónde nos llevará? El nuevo Plan de estudios de los que se llamarán ingenieros de edificación debe resolver la controversia generada entre el mercado, la sociedad y los escenarios actuales.
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