La obra de Robert Smithson se caracteriza por el interés en los procesos geológicos e industriales que afectan al paisaje. Se trata del artista cuyo trabajo está más relacionado, conceptual y operativamente, con la minería. Smithson concibe el mundo basándose en los principios de la termodinámica, la formación de los minerales y la geología: las leyes de la física establecidas a mediados del siglo xix en que se fundamenta la industria de la minería y el hierro. Pero su obra coincide con el inicio de una de las revoluciones científicas más profundas del siglo xx: la renovación de la termodinámica, que conduciría a la teoría de los sistemas en desequilibrio, al descubrimiento de los fractales como modelo de los objetos naturales y a la teoría de los estados críticos autoorganizados.
Este artículo presenta dos vertientes paralelas y entrelazadas: la obra de Smithson, relacionada con la geofísica y la industria de la minería, y el desarrollo a partir de los años sesenta de la investigación científica de los sistemas dinámicos y los procesos de autoorganización de la materia: la teoría de la complejidad. En sintonía con las grandes cuestiones de su tiempo, Smithson desarrolló proyectos que llevarían al límite los principios de la dinámica de la materia, de la agregación de materiales heterogéneos y de la topología de las formaciones geológicas en desequilibrio. Analizar su obra a través de la teoría de la complejidad permite comprender el radicalismo anticipatorio e innovador de los proyectos de Smithson, el audaz intento de construir, mediante el arte, un paisaje crítico.
En este artículo se resumen diversas partes de un libro que, con el mismo título, será publicado en Brasil a principios de 2010.
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