Las razones que han tenido los hombres de distintas sociedades, con diferentes concepciones del mundo, para reproducir las formas animales han sido muy variadas, pero, para Caro Baroja, siempre hay que buscar el nexo que se pretende establecer entre el animal representado y el hombre que lo representa. En la escena de lo simbólico, los animales se usan para expresar poderes, virtudes o cualidades individuales o patriminiales, pues mientras el hombre es un ser equívoco, el animal es unívoco, posee cualidades positivas o negativas constantes que permiten adjudicarlo a un modo de manifestación cósmica: los grandes guerreros de los relatos épicos, como el rey Arturo (oso), tienen naturaleza animal; los dioses griegos están representados por animales, que se asocian a ellos en calidad de epifanías, como animales familiares o como animales de sacrificio; cada nota musical está ligada a un animal...etc, los ejemplos serían infinitos y no sólo en la cultura occidental sino a nivel mundial.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados