El último proceso electoral iraquí ha sido largo y complicado, hasta producirse unos comicios el pasado 7 de marzo cuyos resultados dificultan conseguir que se forme nuevo Gobierno y se designe al Primer Ministro con rapidez, objetivo que es muy necesario para estabilizar el país de forma definitiva y alejarlo de los fantasmas nacionales. Las negociaciones postelectorales son arduas, ya que los dos partidos más votados están muy lejos de los 169 escaños que se necesitan para obtener una mayoría absoluta para gobernar.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados