La escuela rural en España, y muy especialmente en Andalucía, ha demandado, desde tiempos inmemoriales, un tratamiento más equitativo tanto por parte de la administración pública como de la comunidad educativa. Con una identidad propia, asignada mediante una cultura popular de atraso, indiferencia y un urbanocentrismo radical, el medio rural organiza sus centros educativos con estrategias muy particulares de gestión que otorgan peculiaridades muy especiales a la acción formativa. Carente de los servicios sociales más elementales, y con un profesorado que tiene que hacer un importante esfuerzo profesional, debido a las exigencias didácticas y de itinerancia que tiene el ejercicio de la docencia en este contexto, precisa de algunas estrategias de mejora de calidad que, gracias a la investigación, se ponen de manifiesto en el presente trabajo.
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