La industria del lujo come aparte, de eso no hay ninguna duda, lo cual no quiere decir que no tenga sus problemas -la adaptación a Internet puede que sea uno de los más complejos-, pero en situaciones económicas tan duras como la actual su supervivencia está asegurada. Si uno puede permitirse una marca de lujo significa que pertenece a una especie de club exclusivo y eso es algo que, si bien lo compra el dinero, va mucho más allá de lo estrictamente económico.
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