La noche del 2 al 3 de abril de 1808 se cometió un asesinato en la villa burgalesa de Miranda de Ebro. Dos chevau-légers polacos de la Guardia Imperial francesa fueron asesinados en casa de sus patrones y arrojados al Ebro. Este crimen cometido contra un ejército aliado no podía quedar impune. La Chancillería de Valladolid ha guardado celosamente durante todos estos años la investigación en la que juzgaba a la familia de molineros Balza-Cantera. En la fuente española no cabe la menor duda: los asesinos son Máximo Balza y Miguel García, hijo y criado de los molineros. Sin embargo, las fuentes polacas existentes sobre el mismo tema arrojan una versión completamente distinta que nos permiten establecer nuevas interpretaciones.
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