El diseño de las edificaciones en el pasado difiere del presente por una circunstancia fundamental: la materia prima empleada. En este sentido, el uso de la piedra, la obra de cantería, exigía de una programación muy específica que traspasaba con creces a nuestros ojos lo meramente utilitario. La necesidad de mantener un orden encuentra en los fundamentos geométricos la mayor operatividad a todos los niveles, dando lugar a una tradición que comienza en Egipto o Mesopotamia y se desarrolla durante la Antigüedad grecorromana. La cultura hispanomusulmana en su época de esplendor, hizo gala de tales conocimientos en la alcazaba califal de Tarifa.
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