Desde el propio concepto de conservación de carreteras se concluye que la aplicación de nuevas técnicas innovadoras en firmes, que supongan avances tecnológicos y de optimización de recursos encuentra su �banco de pruebas� dentro de esta actividad. La propia naturaleza de los contratos de conservación, su duración y el necesario nivel de confianza para su desarrollo� así lo justifican. Además, la búsqueda de la eficacia, en un entorno económico como el actual, es una necesidad para las administraciones y ello conlleva su trasvase a las empresas, lo que genera que esa innovación sea una exigencia acuciante, en el que la conservación puede ser la herramienta más útil que se pueda emplear.
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