Mientras que la mayor parte de los implantes intraóseos presentan superficies roscadas, la geometría de los implantes insertados a presión con una superficie porosa sinterizada (SPS) se integran a partir del crecimiento óseo tridimensional intrínseco. Estas dos clases de implantes son adecuadas para condiciones 1 alveolares distintas, y si se usan adecuadamente proporcionaran protocolos de tratamientos óptimos y mínimamente invasivos. El presente informe argumenta que, por lo general, los implantes roscados funcionan mejor en caso de longitudes largas (con una «longitud intraósea definida» superior a 8 mm) y hueso más denso, mientras que los implantes SPS impactados funcionan mejor en las longitudes cortas (longitud intraósea definida» inferior o igual a 5 mm) y en hueso esponjoso primario. Los implantes roscados son mas apropiados para su colocación y carga inmediatas, mientras que los insertados a presión funcionan bien en tramos posteriores reabsorbidos, incluso en áreas tan pequeñas del maxilar con un hueso subantral de 3 mm. Para que un tratamiento implantológíco tenga éxito y sea mínimamente invasivo es imprescindible entenderlos beneficios y las limitaciones de estos dos conceptos de implantes.
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