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Resumen de Reflexiones sobre el método moral en persona humana

Gustavo Irrazábal

  • español

    Siguiendo a Gaudium et spes (51.3), la declaración Persona humana reafirma que la bondad moral de las conductas sexuales depende de "criterios objetivos tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos" (PH 5.4). Esto no es expresión de un objetivismo naturalista, sino que surge del respeto de la �verdadera dignidad humana� y del sentido de su sexualidad. Estas afirmaciones deben ser comprendidas en el marco de la ética de la virtud, según la cual la razón práctica descubre naturalmente los bienes humanos y debidos, los fines virtuosos, en las inclinaciones naturales. A partir de ello es posible afirmar la existencia de conductas que contradicen dichas finalidades por su mismo objeto, aunque ello no exime de la necesidad de considerar los contextos a partir de los cuales las mismas se definen en su genus moris. Aplicando estos principios al ámbito de la sexualidad, se debe afirmar que el recto ejercicio de la misma tiene una referencia intrínseca y necesaria al matrimonio, aunque al mismo tiempo es preciso reconocer un cierto grado de tensión entre el orden de la castidad y el orden jurídico positivo. Estas consideraciones muestran que, precisamente por coherencia con la doctrina de la virtud y de los absolutos morales, es preciso que la teología moral evite la tentación del deductivismo, y se comprometa en un trabajo de refinamiento de las tipologías con mayor atención a los casos concretos. De este modo, podrá responder más adecuadamente al desafío de un contexto social en constante evolución. Con este artículo, el autor aporta precisiones para expresar mejor lo expuesto en dos artículos anteriores: "¿Relaciones prematrimoniales en «situaciones-límite?", Teología 83 (2004), y "El teleologismo después de la Veritatis Splendor", Moralia 97 (2003).

  • English

    Following Gaudium et spes (51.3), the declaration Persona humana reaffirms that the moral goodness of sexual acts "must be determined by objective standards � based on the nature of the human person and his acts". This is not an expression of naturalistic objectivism, but rather comes from the respect of "true human dignity" and the preservation of the authentic meaning of sexuality. These statements must be understood within the framework of virtue ethics, according to which practical reason discovers the due human goods, the virtuous ends, in natural inclinations. Therefore, it is possible to sustain the existence of behaviours that contradict those ends by their very object, even if this object cannot be defined in its genus moris without its proper context. Applying these principles to sexuality, it must be said that its correct expressionhas an intrinsic and necessary reference to marriage, recognizing at the same time that there is a certain tension between the order of chastity and the order of positive law. These reflections show that it is precisely in order to be consistent with the doctrine of virtue and moral absolutes that Moral Theology must avoid the temptation of deductivism, and must work in order to refine typologies and consider concrete cases more closely. Thus, it will be better able to face the challenges of a social context in constant evolution and change. With this article the author sheds more light in what he stated in two previous articles, "Premarital sex in "limit-situations'?", Teología 83 (2004), and "The teleologism after Veritatis Splendor," Moralia 97 (2003).


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