Las propias ideas de T. S. Eliot: «La interpretación del lector puede diferir de la del autor y ser igualmente válida �puede incluso ser mejor»2, o bien: «Lo que el poema significa es tanto lo que significa para otros como lo que significa para el autor»,3 son, sin duda, ideas reconfortantes a la hora de interpretar cualquiera de sus poemas. Pero por muy reconfortantes que tales afirmaciones sean, no deja de ser un riesgo aventurarse a sacar conclusiones con la intención de que éstas sean lo más objetivas posibles, que se acerquen al auténtico mensaje que quiso comunicar el poeta.
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