«Se busca a Dios para encontrarlo con mayor dulzura, se le encuentra para buscarlo con mayor ardor»2. «Ante ti somos emigrantes y extranjeros, igual que nuestros padres»3. Las palabras del rey David en presencia del Señor trazan el perfil humano, no sólo del hombre bíblico, sino de toda persona. El «camino» es símbolo de la existencia que se expresa en una múltiple gama de acciones como la partida y el regreso, la entrada y la salida, la subida y la bajada, el camino y el descanso. Esta verdad siempre nueva la expresó con radicalidad un autor de nuestro tiempo: «Por la gracia de Dios soy hombre y cristiano; por mis hechos, un gran pecador; por mi condición, un peregrino sin techo, muy pobre, que va errando de lugar en lugar. Mis bienes, un hatillo al hombro con un poco de pan seco y una sagrada Biblia que llevo bajo la camisa. No tengo nada más»4.
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