No pretendo emitir un juicio perentorio sobre Diocleciano sino reflexionar sobre algunas de sus actuaciones que, si bien sirvieron para mantener en pie al Imperio Romano durante unas décadas, supusieron a la vez el final de su periodo expansivo. Las enseñanzas que dejó para las organizaciones contemporáneas son tan profundas como numerosas y mucho tienen que ver con el modelo de diagnóstico ?Gestión de lo Imperfecto?.
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