La corrupción tiene múltiples causas, pero existe un factor especialmente asociado a ella que es la desigualdad. Ambas interactúan, de tal manera que a mayor desigualdad tiende a haber más corrupción, y a su vez la corrupción vuelve a generar desigualdad. Existen también condiciones estructurales que se dan en casi todos los casos de corrupción y que tienen que ver con situaciones en las que las decisiones se adoptan por un grupo reducido de actores, de quienes depende la decisión (monopolio). Cuanto mayor sea el margen de discrecionalidad del que disponen dichos actores para tomar las decisiones, mayores serán las probabilidades de que surja corrupción.
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