Cuando el balance entre beneficios y costes es muy desigual a favor de los primeros, la corrupción se hace más probable debido a la posibilidad de captación de rentas apropiables por sujetos individuales que no contribuyen a la riqueza colectiva. La corrupción incide sobre la eficiencia económica y sobre las posibilidades de crecimiento económico provocando, por ejemplo, que por un mismo bien o servicio se pague más dinero si ha existido un sobrecoste asociado a ella. Asimismo, afecta a la distribución de la renta y a la riqueza, contribuyendo al empobrecimiento agregado y dificultando a los grupos sociales más desfavorecidos salir de su situación, especialmente en los países menos desarrollados.
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