Hay ámbitos del diseño gráfico especialmente atractivos. Todos los profesionales de la gráfica aspiran a diseñar, al menos una vez, una etiquete de vino. Algunos estudios lo han conseguido, otros, incluso, se han especializado en ello. En los últimos veinte años las bodegas de nuestro país se han convertido en un escaparate de lo mejor de nuestra creatividad gráfica. El presente artículo pretende ser una muestra no exhaustiva, pero sí representativa de las diversas posibilidades que una etiquete de vino ofrece al diseño: un pequeño espacio en el que el diseñador puede darse la mano con orfebres y poetas.
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