Muchos ejecutivos nunca han tenido que reducir drásticamente sus operaciones o su personal. Hoy, en su lucha por capear la recesión, corren el riesgo de cometer un error común según el autor: suponer que deberán tomar la difícil decisión inicial, y dejar que otros la lleven a cabo. Su vasta experiencia en Corning, Quest Diagnostics, Masonite Internacional y Accellent le enseñó a Freeman los beneficios de lo que él llama el enfoque de la �mano blanda�, el que implica asegurar que los empleados, clientes, proveedores y comunidades sean tratados con consideración y compasión. Hacer esto es bueno para los negocios. Ofrece cuatro principios de sentido común, pero frecuentemente ignorados.
Trate a los empleados con dignidad, justicia y respeto. Dígales por qué están perdiendo sus trabajos, qué hará para ayudarlos y qué necesitará de ellos durante la transición. Comunique mucho y con frecuencia, sea visible y accesible, y cumpla los compromisos de la empresa.
Trate a sus clientes y proveedores como socios valiosos. Manténgalos informados, considere sus necesidades, mantenga el foco en la calidad, y esfuércese para transferir fluidamente el negocio.
Gestione los despidos y el cierre como si fueran un proyecto. Nombre un líder y un equipo experimentados y dedicados exclusivamente al proyecto. Defina las etapas del proceso, establezca los criterios para superarlas y realice reuniones regulares.
Use el criterio y, si es necesario, dé la pelea. No deje que Wall Street u otros lo empujen a moverse tan rápido que termine dañando a la empresa. El cierre de una planta de Corning en Indiana, la fusión de Quest con SBCL, y el cierre de una planta de Accellent en Tennessee ilustran resultados exitosos del enfoque de la mano blanda.
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