Verónica Betancor Rodríguez, Jacques Philippe Leyens, María N. Quiler, Armando Rodríguez Pérez, Ramón Rodríguez Torres
Esta investigación se llevó a cabo con la finalidad de comprobar si pertenecer a un grupo discriminado o al grupo discriminador afecta al tipo de explicación que se da a situaciones de interacción ambiguas. Participaron en el experimento 53 mujeres (grupo discriminado) y 65 hombres (grupo discriminador) que respondieron a un cuestionario que reproducía distintas situaciones de interacción moderadamente hostiles, de un hombre hacia una mujer o hacia una persona de sexo desconocido. Cada situación iba acompañada de cuatro explicaciones del suceso. Una, defendía que lo sucedido se debía a que la protagonista era mujer (prejuicio explícito), otra, a alguna característica personal de la mujer relacionada con el estereotipo femenino (prejuicio implícito) y las dos restantes eran explicaciones de relleno. Los resultados obtenidos confirman las diferencias atribucionales entre hombres y mujeres. Los primeros explican el comportamiento hostil del protagonista masculino hacia las mujeres apelando a características personales de la protagonista (prejuicio implícito) mientras que las mujeres recurren a razones de pertenencia grupal (prejuicio explícito). Cuando el género de la protagonista era desconocido no se encontraron diferencias entre prejuicio explícito e implícito.
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