El propósito del presente estudio fue conocer las pautas de profilaxis antibiótica de Endocarditis Bacteriana (EB) recomendadas por los odontólogos en España.
Se preguntó a través de una llamada telefónica, cuál era el régimen profiláctico que se debía administrar a un paciente de riesgo de EB antes de someterse a una exodoncia. La información se obtuvo de 400 odontólogos seleccionados aleatoriamente y distribuidos por todo el territorio español. A 200 se les preguntó sobre la pauta recomendada en pacientes no alérgicos a la penicilina y, a los 200 restantes, sobre la aplicada en los alérgicos a la penicilina.Del total de encuestados, 182 (45,5%) no sugirieron ningún régimen profiláctico, de éstos el 74,7% señalaron la necesidad de una cita para una exploración previa y el 25,3% refirieron al paciente a su médico general o cardiólogo.
De los 97 odontólogos que recomendaron antibióticos para pacientes no alérgicos a la penicilina, solamente 30 (30,9%) contestaron correctamente algún régimen profiláctico de los publicados por la Asociación Americana de Cardiología o la Sociedad Británica de Quimioterapia Antimicrobiana. Para pacientes alérgicos a la penicilina, el 68,2% de los odontólogos recomendaron eritromicina como antibiótico de elección, y el 17,6% clindamicina. Sin embargo, menos del 30% prescribieron estos antibióticos en las posologías correctas.
Estos resultados demuestran una importante carencia de conocimientos entre los odontólogos españoles sobre las pautas de profilaxis de EB para pacientes de riesgo que van a someterse a una manipulación dental.
The aim of this study was to assess the current practice of antibiotic prophylaxis of Bacterial Endocarditis (BE) among General Dental Practitioners (GDPs) in Spain.
GDPs were asked over the telephone by a fictitious patient what antibiotic prophylaxis they would administer to an �at risk� patient for BE before a tooth extraction. Four hundred randomly selected Spanish GDPs were surveyed, 200 of them were asked about BE prophylaxis in penicillin non-allergic patients and the remaining 200 in penicillin allergic patients.
Of the GDPs surveyed, 182 (45.5%) did not recommend any prophylactic treatment; 74.7% of those stated that an oral examination before treatment was needed and 25.3% referred the patient to his/her physician or cardiologist for further advice.
Of the 97 GDPs who recommended antibiotics to penicillin nonallergic patients, only 30 (30.9%) suggested the prophylactic guidelines proposed by the American Heart Association or the British Society for Antimicrobial Chemotherapy. For penicillin allergic patients, 68.2% of the GDPs prescribed erythromycin as the antibiotic of first choice, while 17.6% of the GDPs prescribed clindamycin. Nonetheless, fewer than 30% administered both antibiotics with the adequate dosages.
These results show important gaps in the knowledge of antibiotic prophylaxis for �at risk� patients before dental procedures among Spanish GDPs.
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