Comento las reacciones a la propuesta de que España apoye la Declaración del Proyecto Gran Simio. Sostengo que no hay unidad ni homogeneidad en las posiciones éticas y de filosofía política de quienes suscribimos dicha Declaración. Por otra parte, la evocación de otras movilizaciones emancipatorias no debe entenderse superficialmente, restringida a un uso retórico y sentimental, pues sí hay aspectos análogos en las formas de argumentación y contraargumentación sobre si estos sujetos (esclavos, mujeres u otros grandes simios) merecerían un trato distinto y por qué. Finalmente, sostengo que el concepto de humanidad, y las prerrogativas que como tal parece que le son naturales, se revela ya no como un dato contundente, luminoso e inobjetable sino como un problema filosófico y discursivo, abierto a la intervención humana.
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