En sus primeros escritos Schelling trato de subsanar una carencia detectada en la filosofía de Kant: el principio. El principio es, inicialmente, principio de la filosofia, posteriormente, principio de la realidad. Ambas determinaciones generan una serie de problemas que se resuelven con la figura del Geist. El Geist permite dar cuenta de los resultados de la filosofo kantiana. Pero tales "resultados" han sido "retocados": Schelling ha rechazado la "cosa en sí" y ha legitimado la "intuición intelectual". El presente artículo trota de mostrar cómo la resolución del problema gnoseológico del principio exige un desarrollo ontológico que nos sitúo en un horizonte distinto al trascendental.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados