El crecimiento sostenido del cinematógrafo en Bilbao alcanza en los primeros años de la década de los treinta, durante la transición del cine mudo al cine sonoro, su madurez al consolidarse como un espectáculo de masas. Este ascenso se inte- rrumpió de forma abrupta por la sublevación de los generales golpistas y la consiguiente guerra civil a que dio lugar su pronunciamiento militar. A partir de ese momento comienza a delinearse un escenario diferente que culmina en diciembre de 1936 con la incautación de los cines y teatros vascos promovida por el Departamento de Asistencia Social del Gobierno vasco
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