La Guardia Municipal sufrió dos depuraciones durante el periodo de la guerra: la republicana, entre julio de 1936 y junio de 1937, y la franquista, a partir del 19 de junio de 1937. Durante el intervalo que media entre la sublevación del 18 de julio de 1936 y la toma de Bilbao del 19 de junio de 1937, se produjeron numerosos cambios en la plantilla.
El 21 de junio, el alcalde José María de Areilza, en el acto de constitución del nuevo ayuntamiento, tomó la decisión de suspender de empleo y sueldo a todos los funcionarios municipales. Las depuraciones en el seno de la guardia municipal fueron, como en el resto de servicios municipales, el resultado del nuevo criterio aplicado a la selección del personal, tras la entrada de las tropas franquistas.
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