Muchas mujeres conocen lo que en general se consideran hábitos saludables, como la práctica regular de ejercicio físico; la observancia de una dieta saludable; la abstinencia de tabaco, alcohol y estupefacientes; la utilización del cinrurón de seguridad, y la adopción de medidas profilácticas, como una higiene bucodental adecuada. El embarazo puede suponer una importante motivación para cambiar o modificar ciertas conductas. El obstétrico puede aprovechar esta posible motivación y lograr el cambio deseado durante este período tan favorable. De igual modo, puede reforzar las tentativas de cambio durante las frecuentes visitas de seguimiento. El ánimo y el apoyo continuados permiten inculcar la importancia del cambio tanto en la paciente como en sus allegados.
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