Dice que se hizo médico porque, cuando era niño y se ponía enfermo tenía miedo a morirse. Hace unos meses dejó de trabajar en la Clínica de la Universidad de Navarra después de haber tratado a más de 250.000 enfermos. Sus amigos aseguran que a algunos los curó a base de abrazos. Padre de trece hijos y abuelo de 26 nietos, Ignacio Lucas es hoy un hombre féliz que disfruta con su mujer, con la lectura, con la jardinería y con sus enfermos: son suyos y los sigue queriendo.
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