El problema de la indivisión económica, es especialmente grave en casos muy frecuentes en que se produce, tras la apertura de la sucesión, una especie de entrecruzamiento de un ente societario y, por consiguiente, de normas del Derecho de sociedades con los bienes hereditarios y con las normas de Derecho de sucesiones. Probablemente se puede decir que cuando se produce ese entrecruzamiento los herederos se encuentran encerrados y prisioneros dentro de una red de la que no les resulta fácil salir.
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