La principal via para aproximarse a la onomástica antigua es el establecimiento de «áreas onomásticas», que definen una región según los nombres, sufijos o procesos morfológicos específicos. Nos consta que, en regiones con cultura epigráfica y lengua propias, las areas onomásticas vienen a coincidir (con precisión) con la extensión de las lenguas. De esta manera, las áreas onomásticas se convierten en instrumentos válidos de análisis de regiones sin cultura epigráfica.
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