Se encuentra bien descrito en la literatura que el ibuprofeno interacciona con diversos grupos de fármacos antihipertensivos (beta-bloqueantes adrenérgicos, alfa-bloqueantes adrenérgicos, diuréticos e inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina) disminuyendo su actividad antihipertensiva. Por su mecanismo de acción el ibuprofeno inhibe la enzima ciclooxigenasa inhibiendo la síntesis de prostaglandinas inflamatorias pero también de prostaglandinas vasodilatadoras que aumentan el flujo sanguíneo renal favoreciendo la excreción de agua y sodio. Normalmente son necesarios más de cinco días de tratamiento con ambos fármacos para que se manifieste la interacción. Aunque los cambios en la tensión arterial producidos por esta interacción suelen ser pequeños, algunos pacientes pueden experimentar sustanciales incrementos de la presión arterial tanto sistólica como diastólica. Se ha estimado que previniendo pequeños cambios en la presión sistólica de pacientes con osteoartritis en tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos (AINE) se evitarían, tan solo en Estados Unidos, más de 30.000 muertes por infarto y más de 2.000 muertes por enfermedades coronarias.
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