Los trabajos de consolidación y restauración planteados sobre los pabellones anexos al Castillo de Guzmán el Bueno, precisaban en virtud de la legislación vigente de la realización de intervenciones arqueológicas previas al comienzo de las obras.
A través de las mismas habríamos de incidir en la cronología de dichas edificaciones. Entrado ya el siglo XXI, se daba la circunstancia de que aún no se había realizado intervención arqueológica alguna al interior de la alcazaba califal tarifeña. Hasta ese momento, las hipótesis que barajaban los investigadores sobre la cronología de las edificaciones existentes se fundamentaban (a veces sin hacer referencia expresa), en los trabajos arqueológicos dirigidos por Alejandro Pérez Malumbres-Landa en 1994
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