Todos los directivos son susceptibles a las distorsiones y sesgos que vimos en la crisis crediticia de 2008. Las organizaciones se ven sorprendidas no porque los responsables de las decisiones no vean las señales, sino porque llegan a la conclusión más conveniente o posible. Los autores de este artículo han llevado a cabo una investigación que sugiere que menos del 20% de las empresas globales tiene suficiente capacidad para detectar las señales débiles de las amenazas o las oportunidades que se avecinan, interpretarlas y actuar sobre ellas, y proporcionan a los líderes y directivos una serie de medios probados para reducir las posibilidades de que un rival emergente o una tecnología desestabilizadora los pillen por sorpresa.
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