Se han hecho, como era de esperar, multitud de comparaciones entre la antigua sede del Museo del Ejército y la nueva en Toledo; los resultados han sido, lógicamente, distintos en función de quien opinaba, pues cada uno «acerca el ascua a su sardina». En cualquier caso considero que nunca como en este caso tiene más vigencia el dicho popular: «las comparaciones son odiosas», porque con independencia del valor arquitectónico del Edificio Administrativo, el hecho de proporcionar un espacio más grande va a permitir incorporar los nuevos elementos y avances museísticos, y, por tanto, la prestación de otros servicios complementarios. En síntesis, que aquella frase que un ilustre visitante del Alcázar de Toledo pronunció al finalizar su visita al mismo: «No se ha podido elegir mejor cofre para tamaño tesoro», sigue vigente con la restauración del Edificio Histórico y la construcción del Edificio objeto del artículo.
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