Los jóvenes estadounidenses desempeñaron un papel muy importante para llevar a Obama a la Casa Blanca. Muchos jóvenes se implicaron desde el principio porque se supo conectar con ellos, facilitando la comunicación permanente y directa a través de las redes sociales. Participaron de forma voluntaria y ayudaron a difundir mensajes dentro de su entorno más próximo tanto en edad como en condición social, contribuyendo así a que la campaña de Obama adquiriera un tono cada vez más personal en una especie de efecto contagio que ha significado un revulsivo democrático en Estados Unidos. Se calcula que los jóvenes de 18 a 29 años de edad representaron un 20% de los electores de 2008, votando a Obama en un proporción de 66 a 32.
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