El nacimiento de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha es consecuencia del desarrollo del título VIII de la Constitución de 1978 y tiene poco que ver con reivindicaciones históricas o movilizaciones de carácter identitario. Se trata, más bien, de una construcción política que aprovechará el discurso patrimonial de forma selectiva ocupando la religiosidad un papel, aunque aparentemente relegado, bastante eficaz.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados