Los microorganismos del suelo juegan un papel protagonista en el funcionamiento de los ecosistemas forestales. Son responsables del ciclado de energía y nutrientes, entre ellos el nitrógeno, principal limitante de la producción primaria neta de estos ecosistemas. Adiferencia de la inmensa mayoría de los bosques europeos, los bosques de Pinus canariensis de la isla de La Palma (Islas Canarias), apenas están sometidos a perturbaciones antropogénicas, causantes de fenómenos como la creciente deposición atmosférica que ya está causando graves problemas en las cuencas forestales. Se podría decir que la única perturbación a la que están sometidos actualmente estos bosques son los incendios forestales, que provocan conocidos efectos sobre la biomasa microbiana de los suelos. Así, nuestra hipótesis de trabajo sugiere que las zonas quemadas poseerán una menor biomasa microbiana que las zonas no quemadas, y que será mayor cuanto más antiguo sea el incendio. Se ha observado que las parcelas quemadas poseen menos Nitrógeno microbiano que las parcelas sin quemar y que este efecto se atenúa en parcelas con alta inclinación. Sin embargo, no se ha observado una relación clara entre el Nitrógeno microbiano y el tiempo trascurrido desde el último fuego.
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