Cada quien tiene su pentagrama televisual. La hegemonia comunicacional de mi niñez la tenía en sus manos el cubano Abel Barrio, el abuelo cantarín que todas las tardes animaba el Club de los Nietos, por Radio Caracas Televisión. Era la única televisora que llegaba, con sus trasmisores en el cerro Vidoño, a Guanta, Puerto la Cruz y Barcelona de finales de los 50.
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