La frase "Con Franco, no había paro" es uno más de los mitos del franquismo que más se ha repetido sin analizar todos los parámetros que ofrecía la realidad de la época. Las bajas tasas de desempleo que ha exhibido la propaganda franquista solo se pudieron conseguir expulsando del mercado de trabajo a millones de trabajadores potenciales -mujeres y emigrantes- y manteniendo a otros en la precariedad y el subempleo, sobre todo en el campo. Ese modelo fue nefasto a la larga, porque puso las bases para los grandes niveles de desempleo que se padecieron en el primer post-franquismo y condicionó el mercado laboral posterior.
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