¿Quién no se sobrecoge ante la salida o puesta del sol, una noche estrellada o el ciclo de la Luna? El cosmos, un inmenso océano de misterios y maravillas, atrae a la humanidad desde que ésta elevó por primera vez la vista al cielo. Miles de años atrás, nuestros antepasados idolatraron a las constelaciones y las estrellas. Pero, al mismo tiempo, intentaron comprender el comportamiento de los cuerpos estelares y establecer una relación entre sus propias vidas y el universo. Erigieron monumentos y orientaron edificaciones según sus conocimientos astrales. Se convirtieron en astrónomos y fundaron los primeros observatorios de la Tierra.
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