No son las empresas de estudios de opinión serias las que fracasan, porque sus predicciones suelen estar muy cerca de los resultados finales; tampoco aquellas que dejan que se manejen sus cifras: hacen su negocio. Ni siquiera fracasan los clientes que financian esos estudios... La experiencia demuestra que en el tema de las encuestas políticas los que fracasan una y otra vez son los periodistas.
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