El 63% de la vivienda construida en la Zona Metropolitana del Valle de México, ha sido hecha por los propios habitantes, quienes sin el apoyo del Estado y con escasos recursos, han construido durante décadas al margen de la ley. Con el fin de dar solución a este problema, en la década de los noventa el gobierno realizó cambios en la Constitución Mexicana, para involucrar al sector privado en la construcción y financiamiento de la vivienda social. A diez años del cambio en estas reformas, el habitante sigue siendo el principal actor, si ya no en la construcción de su hábitat sí en su constante adecuación y transformación. Esto junto con la imparable acción auto productiva, denota no sólo que siguen realizándose viviendas al margen de la ley, sino también la escasa calidad de la vivienda producida por parte de los sectores oficiales. A pesar de que el objetivo por parte del Estado mexicano de satisfacer la demanda cuantitativa ha sido cumplido, la calidad de lo producido es cuestionable al no existir una adecuación entre las estructuras habitacionales y las características de quienes las viven. Siendo, como ya se ha indicado, el habitante el principal actor en la producción de vivienda popular, ya sea producida por empresas inmobiliarias o auto producidas por los mismos usuarios, este trabajo muestra los resultados de un análisis de habitabilidad de la vivienda popular hecho en la Ciudad de México, donde se compararon ambos tipos de producción, a partir de la opinión de quienes habitan y constantemente adecuan sus viviendas.
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