Luis Javier Balmaseda Muncharaz
El tesoro de Guarrazar, hallado en 1858 y conservado hoy en tres instituciones, sufrió la destrucción de numerosos componentes. En este trabajo se intenta una aproximación a las joyas desaparecidas, a través de declaraciones de testigos coetáneos y partiendo de los fragmentos conservados. Una de las piezas más significativas debió ser la gran cruz-relicario con alfa y omega pendientes, de la que sólo quedan dos láminas de revestimiento en oro y piedras preciosas y una de las letras
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