En muchas ocasiones funciona mejor el contar lo que no hay que hacer que el enumerar lo que debe hacerse. Suele decirse que de los errores se aprende más que de los éxitos. Y esta es la fórmula de la que se vale el autor de este artículo, en el que se enumeran y explican los 10 fallos en los que con frecuencia incurren los expositores en una feria, a pesar del alto coste material y humano que conlleva estar en ella. Entre ellos están: el de que una azafata reclutada el día antes de la feria no podrá comunicar de manera adecuada la empresa y sus productos; o el de que hay que vencer la tentación de aplazar el seguimiento post-feria y recodar enseguida el contacto al visitante.
Tampoco hay que despreciar el contacto con los otros expositores y obtener así noticias del sector, información sobre la feria, consejos, referencias de clientes...
Según el autor, muchos de estos fallos son, en cierta medida, la consecuencia de una pobre definición de objetivos.
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